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ÍNDICE
Prólogo.
Introducción.
LIBRO I.- LA COMPOSTELA COMPOSTELANA.
I.- Los Certificados de Compostela de Confesión y
Comunión.
La Auténtica.
1321.
1354.
1490.
1535.
1581.
La Bula.
La Compostelana.
1617.
1726.
1733.
1785.
1797.
1801.
1820.
1938.
1963.
1976.
La Compostelana
Híbrida.
1988.
1991.
La Compostela.
1995.
2002 Ah hoc.
2009 Ex Die.
2008.
2013.
2014 Nuevo diseño.
Formato e imprenta.
II.- Las medallas.
III.- El Diploma.
IV.- Otros Certificados emitidos por la Catedral
de Santiago.
La Compostela Virtual.
La Compostela In Memoriam.
La Compostela Marítima.
El Certificado de bienvenida.
El Certificado de bienvenida
antiguo.
La Compostela Profana
Certificado de Distancia..
LIBRO
II.- LOS DIPOLOMAS JACOBEOS.
V.-
Diplomas del final de la peregrinación jacobea.
La
Compostela Universitaria.
La
Compostela Universitaria actual.
La
Zapatona.
Vetusta.
La
Cotolaya.
Puerta
del Perdón.
VI.-
Diplomas de prolongación de la peregrinación jacobea.
La
Muxiana.
La
Fisterrana vieja.
La
Fisterrana.
La Pedronía.
La Traslatio Xacobea.
A´Texida.
VII.- Diplomas
interrelacionados con la peregrinación.
La Salvadorana. I y
II.
Rocastella.
La
Carta de San Olav.
Camino español de San Olav.
Hungría.
Eslovenia.
Holanda.
Ara
Solis; Camino del Sol.
Uclés.
Madrid.
VIII.-
Diplomas de los lugares de tránsito de la peregrinación.
Ayegui.
San
Millán de la Cogolla.
Nájera.
Villalcázar
de Sirga, I y II.
Sahagún.
Carta
peregrina de Sahagún.
Cruzferrata.
Pons-Ferrata.
Portomarín.
Caminos
de los museos.
París.
De
paso.
IX.- Credencial – Dipoma.
Arzobispado
castrense.
Geloofsbrief.
X.-
Otros certificados.
La
OJE.
El
Camino de Santa Felicia.
Andar
limpiando el Camino.
Camino
Herciano.
Caminillo de Santiago.
Diplomas de reconocimiento.
LIBRO
III.- LA INFLUENCIA DE LA COMPOSTELA EN OTRAS PEREGRINACIONES CRISTIANAS
XI.-
Las Grandes peregrinaciones.
La
Custodia de Jerusalén.
Roca de
la Agonía.
La
Jerosolimitana.
Bendición apostólica.
Romera.
Testimonium peregrinationis peractae.
XII.- Las Peregrinaciones
menores.
La Gran Perdonanza de
Oviedo
Santo Toribio de
Liebana.
Cruceno cultural.
Caravaca de la Cruz.
Urdetana.
Gáldar.
Sisante.
XIII.- Años Santos
Extraordinarios.
Cartagena.
Guadalupense.
Los Santos Niños.
Riánsares.
El Rocío.
XIV.- Otras
peregrinaciones, romerías y caminos.
Zaragoza.
Escurialense, Título
de Romero.
Camino Ignaciano.
Asís.
Lo haré por ti.
XV.- Archicofradía del
Glorioso Apóstol Santiago.
Patente de Ingreso.
Hermano Mayor.
Imposición de medalla.
Medalla de socio.
XVI.- La Exposición.
Índice de láminas de
la Colección..
Epílogo.
LÁMINA
Nº 1.1: Compostelana de 1733.
LÁMINA
Nº 1.2: Compostelana de 1785.
LÁMINA
Nº 1.3: Compostelana de 1797.
LÁMINA
Nº 1.4: Compostelana de 1801.
LÁMINA
Nº 1.5: Compostelana de 1820.
LÁMINA Nº 1.6: Compostelana de 1938; de Franco.
LÁMINA Nº 1.7: Compostelana de 1963.
LÁMINA
Nº 1.8: Certificación de llegada 1976.
LÁMINA
Nº 1.9: Compostelana de 1976.
LÁMINA
Nº 1.10: Compostela de 1988; Híbrida.
LÁMINA
Nº 1.11: Compostela de 1991.
LÁMINA
Nº 1.12: Compostela de 1995.
LÁMINA
Nº 1.13: Compostela Ah hoc, de 2002.
LÁMINA
Nº 1.14: Compostela Ex die, de 2009.
LÁMINA
Nº 1.15: Compostela de 2008.
LÁMINA
Nº 1.16: Compostela de 2013.
LÁMINA Nº 1.17: Nuevo diseño de Compostela de 2014.
LÁMINA
Nº 1.18: El Diploma de 1976.
LÁMINA
Nº 1.19: E-Compostela en español de 2007.
LÁMINA
Nº 1.20: E-Compostela en latín de 2007.
LÁMINA
Nº 1.21: Compostela In Memoriam, antigua, de 2002.
LÁMINA
Nº 1.22; Compostela In Memoriam de 2006.
LÁMINA
Nº 1.23: Certificado de Bienvenida actual de 2009.
LÁMINA
Nº 1.24: Certificado de Bienvenida antiguo de 1995.
LÁMINA Nº.1.25: La Compostela
profana
LÁMINA Nº.1.26: El Certificado
de Distancia.
LÁMINA
nº. 2.1: Compostela Universitaria antigua de 2006.
LÁMINA
Nº 2.2: Compostela Universitaria actual de 2006.
LÁMINA Nº 2.3: La Zapatona de 2008.
LÁMINA
Nº 2.4: Vetusta de 2010.
LÁMINA
Nº 2.5: La Cotolaya de 2014.
LÁMINA
Nº 2.6: Puerta del Perdón de 2008.
LAMINA
Nº 2.7: La Muxiana de 2000.
LÁMINA
Nº 2.8: La Fisterrana vieja de 1998.
LÁMINA
Nº 2.9: La Fisterrana de 2000.
LÁMINA
Nº 2.10: La Pedronía, s/f.
LÁMINA Nº
2.11: A¨Teixida de 2010.
LÁMINA
Nº 2.12: La Salvadorana I, s/f.
LÁMINA
Nº 2.13: La Salvadorana II de 2013.
LÁMINA
Nº 2.14: La Rocastella, s/f.
LÁMINA Nº 2.15: La Carta de San Olav, s/f.
LÁMINA
Nº 2.16: Camino español de San Olav de 2013.
LÁMINA Nº 2.17: Certificado de Hungría, s/f.
LÁMINA Nº 2.18: Certificado de Eslovenia de 2010.
LÁMINA Nº 2.19:
Certificado de Holanda de 2011.
LÁMINA
Nº 2.20: Ara Solis, Camino del Sol, s/f.
LÁMINA Nº 2.21: Uclesiana Inaugural de 2011.
LÁMINA Nº 2.22: Uclesiana de 2011.
LÁMINA Nº 2.23: Santiaguista de Uclés, s/f.
LÁMINA Nº 2.24: Certificado recuerdo de Uclés, s/f.
LÁMINA
Nº 2.25: Madrid de 2011.
LÁMINA
Nº 2.26: Ayegui, s/f.
LÁMINA
Nº 2.27: San Millán de la Cogolla de 2004.
LÁMINA
Nº 2.28: Nájera, s/f.
LÁMINA
Nº 2.29: Villasirga de 1976.
LÁMINA
Nº 2.30: Villalcázar de Sirga II de 2006.
LÁMINA
Nº 2.31: Sahagún de 1993.
LÁMINA
Nº 2.32: Carta peregrina de Sahagún de 2013.
LÁMINA
Nº 2.33: Cruzferrata, s/f.
LÁMINA
Nº 2.34: Pons-Ferrata de 1999.
LÁMINA
Nº 2.35: Portomarin, s/f.
LÁMINA
Nº 2.36: Camino de los museos de 2005.
LÁMINA
Nº 2.37: París, s/f.
LÁMINA Nº 2.38: De paso, Acción Católica de 1948.
LÁMINA
Nº 2.39: Credencial-diploma Castrense de 2006.
LÁMINA
Nº 2.40: Credencial belga de 2010.
LÁMINA
Nº 2.41: O J E de 1976.
LÁMINA Nº 2.42: Camino de Santa Felicia de
2006.
LÁMINA Nº 2.43: Pedaleando y Limpiando de 2012.
LÁMINA Nº 2.44: Diplomas Hercianos de 2009.
LÁMINA Nº 2.45: Diplomas Hercianos de 2011.
LÁMINA Nº 2.46: Diplomas Hercianos de 2012.
LÁMINA Nº 2.47: Diplomas Hercianos s/f.
LÁMINA Nº 2.49: El Caminillo de Santiago de 2010.
LÁMINA Nº 2.49: Recuerdo de una peregrinación de 1999.
LÁMINA Nº 2.50: Certificado-recuerdo propio de 2009.
LÁMINA
Nº 2.51: Certificado de asistencias de 2006.
LÁMINA
Nº 2.52: Ganador de un Concurso literario de 2013.
LÁMINA Nº 2.53: Premio de la Concordia de 2004.
LÁMINA Nº. 3.1:
La Custodia de Jerusalén de 2010.
LÁMINA Nº. 3.2:
Roca de la Agonía de Jesús de 2010.
LÁMINA Nº. 3.3:
La Jerosolimitana, s/f.
LÁMINA Nº. 3.4: La Bendición
Apostólica de 2000.
LÁMINA Nº. 3.5: Romea, s/f.
LÁMINA Nº. 3.6:
Testimonium Peregrinationis Peractae.de 2011.
LÁMINA Nº. 3.7:
La Gran Perdonanza de Oviedo de 2005.
LÁMINA Nº. 3.8:
Año Santo Lebaniego de 2006.
LÁMINA Nº. 3.9 Cruceno Cultural de 2006.
LÁMINA Nº.
3.10: Caravaca de la Cruz Jubileo de 2003.
LÁMINA Nº.
3.11: Caravaca de la Cruz Jubileo de 2010.
LÁMINA Nº.
3.12: Urdetana de 2006.
LÁMINA Nº. 3.13:
Gáldar de 2004.
LÁMINA Nº.
3.14: Sisante de 2013.
LÁMINA Nº.
3.15: Cartagena de 2010.
LÁMINA Nº.
3.16: Guadalupense de 2007.
LÁMINA Nº.
3.17: Santos Niños de 2005-2006.
LÁMINA Nº.
3.18: Riánsares de 2013.
LÁMINA Nº.
3.19: El Rocío de 2013.
LÁMINA Nº. 3.20:
Zaragoza de 1700.
LÁMINA Nº. 3.21:
Título de Romero, Escurialense, s/f.
LÁMINA Nº. 3.22:
Certificado Ignaciano, s/f.
LÁMINA Nº.
3.23: L´Assisiana de 2010.
LÁMINA Nº. 3.24: Attestato de
Peregrino, s/f.
LÁMINA Nº. 3.25: Giubileo 2000.
LÁMINA
Nº. 3.26: El Canto de las criaturas, s/f.
LÁMINA Nº. 3.27:
Patente de Ingreso en la Archicofradía de 1948.
LÁMINA Nº. 3.28:
Nombramiento de Hermano Mayor de 1963.
LÁMINA Nº. 3.29:
Documento de Imposición de Medalla de 1963.
LÁMINA Nº. 3.30:
Imposición de Medalla de socio de 2004.
LIBRO I
LA COMPOSTELA COMPOSTELANA
Los Certificados emitidos en Compostela de haber confesado
y comulgado, eran la diligencias por escrito extendidas en el lugar de destino
de la peregrinación, en la Santa y Metropolitana Iglesia Catedral de Santiago
de Compostela, con ellos se atestiguaba que el portador y titular había
visitado devotamente, confesando, comulgando y por tanto cumplido su voto,
delegación, manda u obligación impuesta, así como las Gracias y Jubileos
Plenarios que consecuentemente se lograban.
Este certificado decae en su uso simultáneamente a las
peregrinaciones, que declinan su realización principalmente en los siglos XVIII
y XIX, pasando a ser, desde entonces, de un documento acreditativo de visita al
santo lugar a una especie de vale de asistencia caritativa por el cual su
poseedor, pobre de beneficencia, podía solicitar determinadas atenciones dentro
de la ciudad de Santiago de Compostela.
Con la aparición de los medios mecánicos de
locomoción y automoción, la peregrinación por medios naturales a Compostela
pierde su sentido, pues las perdonanzas y jubileos son beneficio de la visita
independientemente de la forma o del medio que se utilice para trasladarse. Así
un peregrino a pie obtiene los mismas lucros que un turista en autobús de los
que hacen una excursión con extensión a su ruta por las Rías Bajas,
siempre y cuando la visita a Santiago se
haga con sentido cristiano.
Nuevamente con la recuperación de la forma tradicional de
allegarse, por medios naturales, durante días de esfuerzo físico, a Compostela,
se actualiza el formato del documento, y se utiliza como acicate para atraer al
peregrino a registrar su peregrinación en las oficinas de la Catedral
Compostelana, consiguiendo con ello un efectivo control estadístico de saber ¿Quién?,
¿Cómo?, ¿Desde?, ¿Dónde?, ¿Cuándo?, y ¿Cuántos? peregrinan, una verdadera
herramienta para el conocimiento futuro del renacimiento de las peregrinaciones.
Su instrumentación es puntualmente criticada, pues puede llegar
a ser un objeto de deseo o un fin por encima del verdadero principio de
peregrinar. Pero, en rigor, este servicio lo financia desinteresadamente la
Catedral que mantiene a diario personal contratado dirigido por el Canónigo de
Peregrinaciones y cumple con ello una importante labor de control y de
estadística para un legado histórico, que difícilmente sería posible por otros
medios.
Es tal su éxito a partir del Año Santo denominado por el
marketing Xacobeo93, que la persona que se inicia en el Camino está obsesionada
con la consecución de este diploma que lo atestigua, por encima incluso de los
que es o significa la peregrinación en si. Prueba de ello es el inmenso volumen
de caminantes que comienzan su peregrinación en Sarria, la población del
tradicional Camino de Santiago en cuyo término territorial está el mojón que
marca los 100 últimos kilómetros distantes de la Tumba Santa, distancia mínima
exigida para la obtención de la Compostela.
CAPÍTULO I
LOS CERTIFICADOS DE COMPOSTELA
DE CONFESIÓN Y COMUNIÓN
Desde un principio, el peregrino ha necesitado demostrar
fehacientemente que ha realizado la peregrinación desde su lugar de origen a la
lejana Tumba del Apóstol Santiago en Galicia; el mostrar un exótico objeto
endémico del lugar, como se suponía era la concha de una venera, sobraba para
autentificar el respeto y posición moral que adquiría aquél viajero del
medioevo europeo, tan anclado a su lugar de nacimiento, y que iniciado en lo
que era la gran aventura de su vida, conocería lugares y personas a través de
los distintos reinos que tenía que atravesar para llegar al punto más
occidental del continente.
Posiblemente en algún momento determinado este molusco
sirviera de alimento para los peregrinos y éstos se quedasen las conchas como
recuerdo. Utilizadas como cuencos para beber con más comodidad el agua de las
fuentes a la vez que se podían colgar,
sobre la indumentaria, para tenerlas más a mano y así quedar asociada la imagen
del peregrino con la de la vieira. Los concheiros
a Santiago pronto la adoptaron como símbolo identificativo de su peregrinación.
Más adelante pasarían a ser manufacturadas en materiales de fundición y
vendidas en las puertas de la Catedral Compostelana, formando los artesanos un
gremio monopolizado por el Cabildo, que incluso consiguió que Roma dictaras
bulas de excomunión a los fabricantes no autorizados.
Al igual que hoy, en que algunos peregrinos van
adquiriendo por los lugares que pasan insignias para prender de sus ropas con
el fin de adornar su indumentaria de forma colorista, con una multitud de estos denominados pin, en los que se
identifica un dibujo o diseño con algo simbólico referente al camino o sus
lugares de paso, antaño en pleno siglo
XIII sucedía algo parecido. A partir del Privilegio de Seguridad y Salvaguarda
que el rey de Aragón Don Jaime I otorga a los peregrinos el 12 de agosto de
1250, varias basílicas y santuarios de sus reinos ofrecen a los peregrinos las
llamadas speculae, consistentes en
sellos de plomo de pequeño tamaño que los romeros cosían a sus hábitos y que de
forma sencilla atestiguaban que en su romería habían pasado por aquel lugar.
Con el tiempo estos símbolos de peregrinación, viera y spéculae, no bastaron, pues era posible
conseguirlos en algún mercado no tan lejano como suponía el paraíso de la
Catedral Compostelana, y realizar, mientras, otra actividad que no fuese el
desplazamiento que se le suponía estar haciendo en ese estadio de tiempo.
Además, a partir del siglo XII las peregrinación ya no era tan voluntarias sino
más masivamente penitencias de confesión, o cumplimiento de sentencia de un
tribunal civil. También el peregrino podía hacer su Camino a modo de vicario,
en beneficio espiritual de una tercera persona que le pagara por ello, ser el
delegado rogativo de un municipio, o incluso ejecutar el cumplimiento de una
cláusula o manda testamentaria previa a la efectividad de la herencia, cuya
intención beneficiaba al alma del finado testador. Por todos estos motivos, el
peregrino penitente necesitaba presentar pruebas más tangibles del cumplimiento
de la peregrinación a su mandatario o albacea. Precisaba un documento escrito
firmado y sellado por la Caredral de Santiago en el que se precisara su
presencia allí, así como las acciones de confesarse y comulgar que era los
preceptos exigibles para obtener las Indulgencias Plenarias con el perdón de
los pecados en beneficio del peregrino o de su mandante.
Para su mejor exposición de la evolución de estos
Certificados, a lo largo de los tiempos, se les puede identificar con sus cuatro
nombres populares, atendiendo a su historia y su aplicación:
La Autentica.
La Bula.
La Compostelana.
La Compostela.
LA AUTENTICA
Para lo expuesto anteriormente se solicitaba en destino, a
la Catedral Compostelana, un certificado nominativo escrito y fechado, que
juntamente con los sellos del cabildo, estampados sobre lacre o plomo caliente
en cordeles adheridos en timbre al pergamino, daban pleno testimonio de haber culminado
el periplo, y cumplido con la confesión de los pecados y la comunión con el Santísimo,
requisitos que daban derecho a la Indulgencia Plenaria. Documento éste por el
que adquiere su primer nombre de “Certificados de Confesión y Comunión de
Compostela”.
Al ser difícil de copiar y falsificar es quizás por lo que
debió adquirir tan singular nombre popular de “La Auténtica”, siendo así La Auténtica
el sinónimo de una certificación, escrita, de Confesión y Peregrinación,
firmada y sellada.
En un tamaño de 18 por 20 centímetros, en latín, con letra
gótica, y un pequeño Santiago Peregrino
de madera adherido a su lado superior izquierdo, nos cuenta la Catedral la
redacción del primer texto para manifestar que el peregrino había concluido
bien su peregrinación y visitado la Iglesia del Apóstol en Galicia:
“Los
Cardenales y Tesoreros de la Iglesia de Santiago en Compostela a todos los
fieles en Cristo”,
Cardenales era como se denominaban antaño a los canónigos compostelanos
en recuerdo o en pugna con la púrpura entre el Rito Romano y el Rito Hispano, que
hoy subyace en el Mozárabe y antaño era cabeza la sede Compostelana por
ausencia de la sometida Primada de Toledo. Y Tesoreros por ser fuente de gastos
e ingresos contables para el Cabildo la expedición del documento.
La capilla del Salvador llamada del Rey de Francia era el lugar donde
se ubicaba la confesión, comunión y entrega del documento; este trámite estaba
a cargo del Cardenal Mayor teniendo a su servicio un confesor, un clérigo
políglota, que hacía las funciones de guía y cicerone de la catedral, llamado
“Latinero“, que será sustituido más
tarde por el “Lenguajero” y un capellán. El Latinero, o “Latineiro dos seelos”, era el encargado de entregar la carta
documento y de autentificarla con los sellos.
Nos cuenta Don José María Zepedano y Carnero en su Historia-Descripción Arqueológica de la Basílica Compostelana,
editada en 1870, que el Cardenal Mayor percibía dos reales de derechos de
expedición de “La Auténtica”. Pero con el advenimiento del papel en sustitución
del pergamino, los arzobispos Don Francisco Blanco (1574-1581) y Don Juan de
San Clemente (1587-1602) dispusieron que se dejase en un solo real.
Al ser éste un documento probatorio emitido en Compostela pero con un
destinado remoto, en Europa, resulta una rareza poder encontrar su rastro del
periodo medieval en los archivos de la Península Ibérica, se ha de acudir más
allá de los montes pirenaicos para encontrarlos.
La “Autentica” más antigua conocida se remonta a 1321.
.oOo.
Seguidamente se comentan y enumeraran
por un orden cronológico ascendente los Certificados de Confesión y
Comunión que tenemos constancia:
1321
Los profesores Luis Vázquez de Parga, José María Lacarra y Juan Uria
Riu en su obra de referencia: Las peregrinaciones
a Santiago de Compostela, manifiestan que la aparición de estos
certificados se produce en una época
indeterminada:
“El más antiguo que conocemos, por referencia
de Finot, es el que atestigua la segunda peregrinación de Yves le Bretón
fechada en Compostela el 1 de mayo de 1321 y conservado en los Archives du
Pas-de-Calais.”
1354
A continuación, los profesores antes citados, transcriben, en el
apéndice documental de su obra, otro certificado procedente de Zoeindinc Bouc
de Gante:
“Universis in Xto. fidelibus presentes
litteras inspecturis, Cardinales et thesaurari ecclesiae St. Jacobi apostolli
de Compostella, salutem in Domino, quae est omnium aeterna salus.
Noveritis
Guyllelmum Vam de Putte peregrinum latorem presentium causa
peregrinationis faciende in honorem scabinis
de Gand, ecclesie de St. Jacobi apostolic de Gallicia limia visitasse et
ibi peregrinationem suam bene et
perfecte peregisse, in cujus rei testimonium presentes litteras sibi dedimus
sigilli altaris St. Jacobi in dorsso sigillatas.
Datum Compostella XXX de mensis septembris,
anno Dni. MCCC quiquagesimmo quarto.”
“A todos en Cristo para los
fieles que vean éste documento. El Cardenal tesorero de la Iglesia del Apóstol
Santiago de Compostela, saluda en el Señor, que es la salvación eterna de
todos.
Sepan que Guillermo Van de Putte,
peregrino extranjero que hace la peregrinación en honores regidor de Gante, ha
visitado la Iglesia del Apóstol Santiago de Galicia ha visitado y completado
bien su peregrinación, dando fe de ellos entregamos el presente documento,
sellado al dorso con el sello del altar de Santiago.
Dado en Compostela el 30 de mes
de septiembre en el año del Señor de 1354.”
1490
Nos ha llegado un testimonio impreso en “Hoja
Volandera” recopilado más tarde por Francisco Vendel en su obra El arte tipográfico en España durante el
siglo XV; en él se reproduce un texto que debió estar escrito a mano sobre
papel por un escribano, aunque este dato es contradictorio con la constancia de
soportes posteriores en pergaminos.
“Universis Cristi”.
Fidelibus presentes líeteras
inspecturis Cardina / Les thesaurani ecclesie santissimi Jacobi zebedei
apostoli de compo / stela in Galecia salutem in domino: qui est ómnium vera
salus.
Nove / ………………………………………………………..
ritis peregrinum / presentium latoren causa peregri / na tionis faciende pro /
……….. eclessie predicti apostolimina vitasse. In cuius / reitestimonius presente litteras sibi dedimus: sigillo altans
ipsius / apostoli in dorto munimine sigillatis. Datum composatelle anno do /
mini M.cccc nonagesimoquinto”
En una traducción algo libre nos viene a decir:
“Al Universo de
los fieles de Cristo que observen este documento. Los Cardenales del Tesoro de
la Iglesia del Santísimo Santiago, el hijo de Zebedeo, Apóstol de Compostela, en
Galicia, os desean salud en el Señor, que es la verdadera salvación de todos.
Sabed que el
peregrino ……………………………………. portador de éste documento, con ocasión de hacer la peregrinación .….(causa o motivo)….. ha visitado los umbrales de la iglesia del predicho Apóstol. En
cuyo testimonio le entregamos la presente Bula sellada en el dorso con el sello
del altar del Apóstol como autentificación dada en Compostela, el año del Señor
de MCDXCV, (1490) el día del mes…”
1535
El Museo Arxiu de Barcelona atesora en sus fondos una colección de
pergaminos entre los que destaca el Certificado de Confesión y Comunión dado a
Bartolomeu Montels, fechado el 24 de agosto de 1535.
1581
En
el libro titulado Viaje de Extranjeros
por España y Portugal en los siglos XV, XVI y XVII; colección de Javier
Liske; Casa Editorial de Medina, Madrid 1878, se recoge el relato de la
peregrinación, a finales del siglo XVI, de Erich Lassota de Steblovo, un militar
al servicio del rey de España Felipe II. En él podemos leer:
“Concluida la confesión, los peregrinos
comulgan generalmente en la capilla francesa, que esta muy cerca, y detrás del
altar mayor; luego entregan a cada uno una carta pasaporte impreso en
pergamino, con insignias atadas del cardenal superior, por la cual se pagan dos
reales; añaden también una pequeña papeleta de confesión, por la cual se paga
un cuarto.”
El
contenido de la carta es el siguiente:
“Universis et singulis preesentes litteras
inspecturis, Bonifacius de Almonacir Cardinalis Major ac penitenciarius almse
Ecclesiee Compostellaneae, in qua indubitanter requiescit venerandum
sanctissimumque Corpus Beati Apostoli Jacobi Zebedei totum integrum sub Altari
Majori, Salutem a Domino sempiternam.
Quoniam,
ut ait apostolus, Omnes stabimus ante tribunal Christi, receptari, prout in corpore gesserimus sive bonum sive
maslum. Cum itaque sicut accepimus devotus in Christo Ericus Lassota, Diracesis
Alemanensis, Ecclesiam beati Jacobi personaliter visitavit, confessusque et
absolutus fuit, Dominicumque corpus recepit nee non vovit limium beatee Mariee
Cestocobice et alia pia sanctorum loca visitare, et non habet, unde id
perficere possit, nisi piis fidelium Elemosinis adiuvetur. Quapropter nos
prsenominatus Cardinalis Major, tenore praesentium, omnes et singulos Christi
fideles requirimus et hortamur in Domino, quot cum praefatum Ericum Lassota,
dum ad vos acceserit, Elemosinas petiturus, pie, benigne, charitatiusque
recipiatis et de acceptis a Deo bonis Elemosinas, quee peccata extinguunt
elargiri curetis, ut per heec et alia pietatis opera, ad promissum coeleste
regnum perveniro valeatis et participes efficiamini omnium suffragiorum huius
sannctse Ecclesiee, preesentibus post annum minime alituris. In quorum omnium
et singulorum fidem preesentes litteras fieri ac nostro jussimus sigillo
muniri.
Datis in
Civitate hac Compostellana, A.º. Domini 1581. Die vero 25 Mensis
Januarii.
B. Cardinalis major.”
Contenido del certificado de la confesión:
“Universis et singulis prsesentes litteras
»inspecturis, Bonifacius de Almonaeir Major Cardinalis ac poenitenciarius almee
Ecclesiee Compostellanese, salutem in Domino Bsempiternam. Cum itaque sicut
accepimus devotus in Christo Ericus Lassota, peregrinus confessus et absolutus
fuit, atque Dominicum corpus in praedicta Ecclesia recepit: In eiusdem ei
testimonium has nostras preesentes litteras nomine et signo nostro solitis et
consuetis roboratas et munitas eidem concessimus.
Datis
Compostellee Aº. 1581. Die vero 25 Mensis Januarii.
B. Cardinalis major.”
La carta es en si es un Salvoconducto, para el
retorno de los peregrinos extranjeros, pero al ser emitido en Compostela
también es un documento que atestigua haber estado allí. En el contexto de 1581,
año del reinado de Felipe II en el que
aún la peregrinación se regía bajo la legislación de su padre Carlos I, que la había promulgado
junto con su abuela doña Juana de Castilla en 1523, para peregrinar en humildad
pidiendo limosna, los extranjeros precisaba una autorización, ya que sus
súbditos lo tenían prohibido:
“Los
Peregrinos y extranjeros que vinieren en romería a la Iglesia del Señor Santiago, puedan ir a la dicha Iglesia y
romería, y tornarse a sus tierras libremente, pidiendo limosna por su camino
derecho, no andando vagabundos a pedir por otras partes no andando vagabundos, pues no se permite a los naturales del reyno.”
El segundo documento
es propiamente un Certificado de Confesión y Comunión que se añade a la primera
carta, duplicación que busca más que nada recaudar fondos por su realización,
un cuarto de real que se suma a los dos reales de la carta.
Gracias a éste relato
podemos conocer que la “Autentica” en 1523, en plena Edad Moderna, aún se
confeccionaba con pergamino.
LA BULA
En la transición entre el documento, ya en papel,
escrito a mano, y el que poco después será reproducido en la prensa de la
imprenta, existe un eslabón perdido que debió ser realizado, tinta sobre papel,
a puño y letra de escribanía.
Poco tiempo después será impreso mecánicamente por la
imprenta, una industria que se empieza a desarrollar en nuestro país a finales
del citado siglo XV.
Adquiere su nombre de Bula por ser ésta un documento
escrito de carácter religioso que porta una Bulla,
sello de plomo. Así se denominaba la medalla que llevaban colgados los hijos de
los patricios romanos antes de adquirir la toga, como una identificación de su alcurnia.
Curiosamente este nombre de Bula también se utilizó
en los Años Santos de 1965, 1971 y 1976 para diferenciar la Compostelana del
Diploma, dos documentos que la Catedral Compostelana entregaba simultáneamente
durante este periodo de tiempo.
En España la palabra “Bula” se emparenta con el
concepto “Indulgencia” por la figura de la “Bula de Cruzada”, ya que a través
de éstas se concedían Indulgencia Plenaria a los que participaban en la
Reconquista, tanto en la lucha como en la financiación. Cómo a su vez era un
elemento recaudatorio para la Iglesia Vaticana y para el Estado, se utilizó en
la conquista de América, la última vez que se emitieron fue en la posguerra de
los años cuarenta del siglo pasado, cuando el concepto “Cruzada” volvió a
utilizarse para luchar contra los infieles rojos.
LA COMPOSTELANA
Con la Imprenta se abaratan los costos, lo que
propicia que el arzobispo compostelano don Maximiliano de Austria (1603-1614) mandara
imprimir unos certificados para que su limosnero los repartiese gratuitamente a
los peregrinos pobres, que visitasen la basílica.
“Desde cuya época se entregó
por el Veedor costeados por la Fabrica, sin exigir retribución alguna”.
Las Compostelanas vienen impresas con los espacios en
blanco para ser personificados, a mano, con los nombres de los peregrinos, y para consignar la fecha en la
que se extiende cada una.
1617
Certificado de
Confesión y Comunión del peregrino francés Juan Morel; fondos Revue Britanique;
cita de Vázquez de Parga, Lacarra y Uría Ríu:
“Ferdiandus
de Vera. Dei et apostolicae sedia gratia, Episcopus Burgensis, regiusque
consiliarius, cardinalis major. Atque paenitentiarius almae eclesiae
Compostellanae, salutem in Deo sempiternam.
Gun
itaque sicut accepimus devotus in Christo Johannes Morol, gallus peregrinus,
confessus y absolutus fuit, atque Dominicum corpus in praedicta ecclesiae
recepit, in ejusdem rei testimonium has nostras litteras, nomine et signo
nostri solitis et consuetis, roboratas, et munitas eidem concessimus.
Datis
Compostellae , anno 1617, die 16 mensis aprilis.
Episcopus Burgiensis, cardinalis
major Comp.”
El Documento citado por don Elías Valiña en su tesis
doctoral El Camino de Santiago, Estudio
histórico-jurídico, así como por los profesores: don Luis Vázquez de
Parga, José María Lacarra y don
Juan Uría Ríu en su magistral obra: Las
Peregrinaciones a Santiago de Compostela, correspondiente a la trascripción
de Guillermo Manier en siglo XVIII,
nos permite comprobar que no se cambia
sustancialmente el contenido con la
Compostelana ni con la Compostela actual, que están inspiradas cada una de
ellas en la que le precede.
1726
“D. Lucas Antonius de la Torre, canónico de esta Iglesia Apostólica,
administrador de la fábrica y Ilustrísimo Decano Capitular, a cargo de la
cristiana Capilla del Rey de Francia, situada en el mismo lugar, para que los
fieles y peregrinos de todo el mundo, por devoción o por voto, al umbral de
nuestro Santiago Apóstol, único y singular, Patrón de las Españas. Administrados
los sacramentos, a todas los que puedan leer esta carta, se da a conocer que:
Guillermo Manier, natural de Francia, de la diócesis de Novius de la
Iglesia Romana.
Ha visitado éste sagrado templo, de lo cual doy fe, firmo y con el sello
que se guarda en esta Santísima Iglesia.
Fechado en Compostela el día dos de noviembre de 1726.
Yo Daminan Asenidaco, canónigo.”
Con motivo de la disputa sobre la titularidad del
patronazgo o compatronazgo de Santiago y Santa Teresa de Jesús en el siglo
XVII, se puntualiza la característica del Apóstol de “único y singular” con la fórmula que podemos
apreciar en el documento precedente:
“apostoli nostri ad Hispaniarum uncí ert
singulares patroni vel tutelaris sancti Jacobi“ .
(… Único y singular
patrón de las Españas.)
LÁMINA Nº 1.1: Compostelana de 1733
LÁMINA Nº 1.2: Compostelana de 1785
1733
El anterior documento concuerda con el facilitado por la
Asociación de Amigos del Camino de Estella y que data de unos pocos años después,
de 1733, y que a continuación se acompaña como lámina nº. 1.1.
Estamos ya en una
época de baja intensidad en el número de peregrinos europeos, por lo que la
gratuidad no resulta demasiado gravoso.
Prácticamente en pleno conflicto europeo, en la Guerra de los 30 años a consecuencia de la
Reforma y la Contrarreforma, seguido del enfrentamiento entre Francia y los
Habsburgos; España y Alemania, en un periodo en el que mantenían las fronteras
cerradas y hacían que el tránsito de personas fuera sospechoso y peligro.
1785
En la lámina nº. 1.2,
fechada en 1785, a nombre de Miguel Ospital, oriundo de Alduides, Navarra fue
aportada mediante la comunicación Una
Compostela del siglo XVIII presentada por Albert Chabagno en el Congreso
General Jacobeo que organizado por la Asociación de Amigos del Camino de
Santiago en Navarra en 1996.
Por dicha comunicación podemos saber que una vez obtenida
en Compostela, a su vuelta fue sellada, al dorso, en las encomiendas de la
Orden de Santiago de Santa María la Real de Tiendas, en Palencia, y San Marcos
de León, es decir, que la sombra de la hospitalidad de la Catedral de
Compostela se alargaba todo lo posible para amparar a los peregrinos, mediante
la Compostela, más allá del Hospital Real de Santiago de Compostela.
Aparentemente iguales basta comparar estas Compostelanas
para percatarse que, aun guardando la misma estética, tanto la orla como el
dibujo del Santiago sedente difieren, no en vano las separan 52 años.
1797
Aportada también en el mismo Congreso General Jacobeo de
Navarra, bajo el título de Luís Fermín
Domínguez Peregrino a Santiago desde Andoaín en 1797, su descendiente Gema Berasaín Domínguez acompaña su
comunicación con la Compostelana de su familiar antecesor en cinco
generaciones. Lámina nº.1.3.
Un dato importante, a destacar, es que nos indica que como
documento acreditativo, -Credencial-, utiliza una Partida de Nacimiento que es
sellada en su parte posterior en los lugares de paso. Para la vuelta en cambio
se identifica mediante la Compostelana. Por sus cuños sabemos que también él
recae en la Encomienda de los Caballeros de Santiago de Santa María la Real de
Tiendas así como en el Hospital del Rey.
1801
Desde 1797 hasta por lo menos 1801 el documento mantiene
la misma imagen, con un formato muy similar al actual, una estética que va a
permanecer a lo largo del tiempo salvo las variaciones realizadas al capricho
del momento y de la persona que la otorga.
Esta nueva aportación fue facilitada por la viuda del Sr.
Aramburu, de la librería compostelana Vetusta, quien atesora su original
expuesto en su escaparate fuera de la venta. Lámina nº. 1.4.
LÁMINA Nº1.4: Compostelana de 1801.
LÁMINA Nº 1.5: Compostelana de 1820.
1820
Posteriormente en una nueva revisión del siglo XVIII se
elimina la formula aclaratoria y se
realizan ligeras modificaciones, como la Compostelana del XIX, que se
acompaña a continuación, fechada en 1820, cien años después. Lamina nº. 1.5.
Perteneciente a los fondos del Museo de las
Peregrinaciones de Santiago de Compostela, éste nos aclara que está realizada “en papel, grabado a buril; Tirada de taco
original”. Está firmada al pie por
Melchor de Prado.
“ D.
…………………………… , hujus Almae apostolicae et Metropolitana Ecclesiae,
Compostellanae Canonicus et at Illmo
Doño. Decano et Capitulo deputatus ad curam Capallae Chistianisimi Francorum
Regis ibidem sitae, ut aminibus Fidelibus et Peregrinis ex toto terrarum Orbe,
devotionis affectu vel voti causa, ad limina Apostoli nostri ad Hispaniarum
Patroni oc Tutelaris Sancti Jacobi convenientibus sacramentaliter ministremur,
ómnibus et singulares praesentes literas inspecturis notum facio;
…………………………………………………………………………………
hoc, Sacratissimum Templum visitasse.
Confess, et absolva Eucharisticum Domini Corpes umpoise: literas nominee meo subcriptass et Sigillo ejusdem
Sanctae Ecclesiae munitas ei confero. Datum Compostellae, die … mensis
……. anno Dñi millesimo
octoigenesimo vigésimo.”
LÁMINA
Nº 1.6: Compostelana de 1938; de Franco.
1938
Con idéntico texto a la anterior, la Compostelana que se acompaña a
continuación, Lámina nº. 1.6, tiene un
nuevo formato de orla. Fue extendida el
día 5 de diciembre de 1938, una Año Santo especial, ya que por estar en plena
Guerra Civil, el Papa accedió a la ampliación del tiempo de indulgencia por un
año más.
Como hemos dicho el contenido está redactado de forma
tradicional, pero la personificación del peregrino no es nada usual: “Escmo. D.D. Francisco Franco Bahamonde;
Hispaniae principen, ejusque exércitus supremum
ducem”, (Principe de España,
líder supremo (Duche) del ejército).
Aparentemente unipersonal, aparece publicado por Juan Cobos Arévalo
(Editorial bool4pcket) en el libro “La
vida privada de Franco, confesiones del monaguillo del Palacio de El Pardo”.
El título ya lo dice todo, pero el diploma que nos facilita es un documento
inestimable, no ya por la titularidad de su propietario, sino por la fecha en
el que es realizado, la orla, el texto y el sello, estos dos últimos se
mantienen inalterables hasta los años ochenta, incluso la fórmula de “Gratis”. El Año Santo prorrogado bajo la
excusa de que al estar en plena guerra, se facilitaba un mayor margen de tiempo
para poder alcanzar la Indulgencia Plenaria que la visita implicaba. Pero,
¿quién podía o se podía permitir viajar, o era autorizado, en pleno conflicto
armado, en un estado marcial de guerra?, solo los militares. Franco lo realiza
un 5 de diciembre, apurando el plazo al máximo. Un
año antes, el 25 de julio de 1937 el arzobispo compostelano anuncia el nuevo
Año Santo Extraordinario durante la contestación a la Invocación, en la
esperanza o certeza de que la Guerra Civil estaría ya finiquitada para 1938.
Para ese día estaba previsto que el propio Generalísimo presentara la Ofrenda
Nacional, pero según el luego contaría después en varias ocasiones, la ofensiva
de Brunete dio al traste con la intención, también afirmo que la presencia
etérea del Apóstol en el ambiente hizo decisiva la victoria de Brunete a favor de los nacionales.
1963
Cuando en 1963 se produce la peregrinación de los miembros
de la recién creada asociación de “Los Amigos del Camino de Santiago”, de la
localidad de Estella: don José María
Jimeno Jurio, don Antonio Roa Isiarri y don Javier Eguaras, al llegar a la
ciudad de Compostela son recibidos con grandes honores por la Catedral. Se les
facilita la “Compostelana”, en el formato que veremos en la Lámina nº. 1.7,
“La
Compostelana”
Los
peregrinos que certificaban ser verdaderos peregrinos, no maleantes o
vagabundos, recibían acogida en el gran Hospital de los Reyes Católicos.
Todavía hoy se conserva esta tradición.
Tú,
peregrino, debes ir prevenido de “carnét jacobeo”, o de cualquier otro
documento con firma y sello de algunas parroquias, municipios o monasterios.
Llegado
a Santiago, representas en la secretaría de la catedral. Comprobada tu
condición de peregrino, se te prestará orientación y ayuda, “la Compostelana”.
Esta explicación la da don Elías Valiña Sanpedro en su Guía del peregrino del Camino de Santiago,
en 1982, publicada por la Secretaria de Estado de Turismo del Ministerio de
Transporte, Turismo y Comunicaciones a través de su publicación periódica
Noticiario Turístico.
Cuando la Editorial Everest se hace con los derechos y la
edita en 1985 (La guía roja), el único
texto que cambia en todo el libro es el de “La Compostelana” por el de “La
Compostela”.
Si leemos atentamente el texto de Valiña apreciamos que no
está hablando de un documento sino de la prestación de orientación y ayuda, de
la acogida ofrecida antaño por el Hospital Real y que se sigue manteniendo por
tradición a pesar de haberse transformado, en 1954, el hospital en el Parador
Nacional; Hostal de los Reyes Católicos, el mejor hotel de lujo de la red
hotelera del Estado Español.
Años más tarde en el I Congreso Internacional de
Asociaciones de Amigos del Camino de Santiago celebrado en la ciudad de Jaca en
septiembre de 1987, don Jaime García
Rodríguez como Secretario Capitular de la Catedral de Santiago nos lo aclara:
“Nuestra
experiencia nos indica la conveniencia y hasta la necesidad, de utilizar un
mayor rigor en la concesión de la
Compostelana. Se nos presentan muchas situaciones dudosas, aún en aquéllos que
tienen la credencial con los sellos del Camino … No debe confundirse la
Compostelana con lo que podría ser una especie de diploma, o algo así, de haber
estado en Santiago … Nos parece que debemos colaborar todos a que este
tradicional valioso certificado no se deteriore. Nos parece también que es una
dificultad considerable los pequeños servicios que van anejos a la
“Compostelana”, y es preferible tal vez no informar de ello, la comida gratuita
de las diez personas diarias que ofrece el Hostal de los RR. Católicos
estimamos que resulta menos positiva”.
Se trata del tradicional certificado con unos servicios
anejos como comer gratuitamente en el Parador. Once años antes, en el Año Santo
Compostelano de 1976, y dado que no se llegaba ni de lejos a los diez peregrinos diarios, ni siquiera a
uno de media, se podía disfrutar de tres días de comida y cena en los comedores
de los empleados y tres noches sobre las duras tarimas del convento franciscano
de la ciudad. El propio autor lo acredita mediante la Compostelana que se
acompaña un poco más adelante, y que hacía las veces de “vale por” al mostrarlo
para beneficiarse de los servicios anejos que mencionaba don Jaime García.
La legislación concejeril compostelana, ya desde la Edad
Media, había acostumbrado a mantener inalterable la regla de permanencia del
peregrino bajo la hospitalidad de la ciudad en tres días; uno para llegar, otro
para cumplir los rituales necesarios para obtener la Indulgencia y el tercero
para marcharse.
Es en este primer congreso jacobeo donde se establecen las
bases para la reconstrucción de las peregrinaciones a través del Camino de
Santiago; acreditación, hospitalidad, recuperación del trazado y de su historia, pero fuera de estas citas
del delegado compostelano, en ningún momento se plantea crear un diploma
acreditativo de haber realizado la peregrinación.
Es con posterioridad
a esta reunión cuando se establece como la herramienta de control de la
peregrinación que supone el atractivo de la diplomatura del peregrino antes
rechazada.
Don Jaime se desdice de sus palabras:
“No
debe confundirse la Compostelana con lo que podría ser una especie de diploma,
o algo así, de haber estado en Santiago”
Así es que recicla
La Compostelana como La Compostela, dándole el valor que antes tenía.
E l documento muta de utilidad y de nombre, así como
ligeramente su contenido. También es notable el cambio en la estampación del
mencionado Sello del Altar de Santiago Apóstol que custodia el Cabildo: en la
Compostelana, era todo un Santiago Matamoros, pero en la Compostela solo se
aprecia la urna de plata, de finales del siglo XIX, que contiene los restos del
Apóstol y sus dos discípulos Atanasio y Teodoro, una ilustración que al parecer
es más diplomática y menos ofensiva hacia el pueblo invasor de la Península
Ibérica en la Edad Media.
Lo del cambio de nombre quizás fuese achacable a la broma
que se creaba al querer cada peregrino una compostelana, (gentilicio femenino
de la ciudad de Compostela) y contestársele que la compostelana era una “tuna”.
Desde principios del siglo XVIII, con la aparición de la
imprenta, en todas las La Compostelanas en la parte baja a la izquierda aparece
una aclaración: “Gratis”. Es decir que el coste de la misma es a cuenta de la
Fábrica de la Catedral tal y como dispusiera el Arzobispo Maximiliano de
Austria. El detalle lo podemos observar, Lámina nº. 1.8, hasta 1963 en que
desaparece, aunque de hecho, se mantiene la gratuidad hasta la actualidad.
En la lámina anterior, en la primera ilustración (a), la
parte inferior izquierda está firmada por “gato”, que se supone es el autor de
la orla y de la mandorla, aunque como podemos observar en la almendra de la
Compostelana de 1797 (b) aparece un
primer Santiago peregrino muy similar que le sirve de modelo actual (d).
Existe en 1948 un precedente del nuevo diseño de la
Compostelana, en el documento que la Archicofradía facilita como Patente de
Ingreso, con el dibujo (c), que algo más elaborado, se utilizará más adelante
para presidir la orla del Certificado de Comunión y Confesión, y que no es sino
el Apóstol Santiago en su versión de peregrino (d). Lámina nº. 1.8.
Los sellos de tránsito, unidos con las dedicatorias
personales de las localidades por donde se pasaba, escritos sobre un cuaderno a
modo de credencial, eran también llamados Compostelas por los peregrinos de
1976. Este trámite era completado por la Catedral compostelana a la llegada del
peregrino. Lámina nº. 1.9.
.oOo.
Estos documentos de acreditación de las peregrinaciones
realizadas de forma tradicional son firmados por orden cronológico desde 1963:
-Manuel
Troitiño Marino, Canónigo, en calidad de Secretario Capitular. (1963-1988).
-Jaime
García Rodríguez, Canónigo, igualmente con la dignidad de Secretario Capitular.
(1988-2006).
-Jenaro
Cebrián Franco, ya como Canónigo, Delegado Diocesano de Peregrinaciones
(2006-2012).
-Segundo
Pérez López; Dean de la Catedral. Asume provisionalmente la Oficina del
Peregrino en enero de 2013.
LÁMINA
Nº 1.9: Certificación de llegada firmado por don Manuel Troitiño.
La Compostelana de 1976 facilitada al autor de este
trabajo, Lámina nº. 1.10. Fue realizada sobre papel blanco en formato folio,
con tinta negra. Rellenado con máquina de escribir los campos que la
personalizan y fechan. El texto, en imprenta, aunque difiere ligeramente del
actual no deja por ello de perder su contenido esencial. Se transcribe
traducida
D. ANGEL PASCUA MORONTA. Preside
El Cabildo de esta Santa Apostólica y
Metropolitana Iglesia Catedral Compostelana custodio del sello del Altar de
Santiago Apóstol, a todos los fieles y peregrinos que llegan desde cualquier
parte del Orbe de la tierra en actitud de devoción o por causa de voto o
promesa ante la Tumba del Apóstol. Nuestro Patrón y Protector de las Españas Santiago,
acredito ante todos los que observen este documento que:
Don Ferdinandum
LALANDA PIJOAN ………………….
ha visitado devotamente este sacratísimo
Templo con sentido cristiano. En fe de lo cual le entrego este presente
documento refrendado con el sello de la misma Santa Iglesia.
Dado en Compostela el día 25 mes de agosto
del año del Señor 1976.
(Firmado por el Secretario Capitular)
Emmanuel Troitiño.
LÁMINA Nº 1.10: Compostelana extendida en 1976.
LÁMINA Nº 1.11: Compostela Híbrida, 1988.
LA COMPOSTELA HÍBRIDA
Es un documento en transición con los cambios paulatinos
que se efectúan entre el antiguo documento llamado “Compostelana” y el nueva
“Compostela”, colores, textos sellos y antefirmas.
1988
El siguiente documento, Lámina nº. 1.11, fechado en el año
1988, es un híbrido de transición entre la antigua “Compostelana” y la nueva
“Compostela”, pues contiene elementos diferenciales de ambas. En primer lugar
se mantiene la estética del color negro de la orla sobre fondo blanco, aunque
disminuye su tamaño pasando del folio al formato din-a4, así mismo se sigue
estampándose con sello del Apóstol en su modalidad Matamoros, algo que será
sustituido más adelante por la imagen del arca para no herir sensibilidades de
diverso tipo. Pero por otra parte, aparece ya el nuevo texto, la antefirma y la
firma de Don Jaime García como Secretario Capitular. El texto también varía, el
nombre del Canónigo que preside del Cabildo ya no figura en primer lugar.
1991
El documento de 1991 sigue estando en mutación, aún
conserva el sello con el Santiago Matamoros y don Jaime la firma a mano, algo
que se va a hacer imposible continuar realizando con los nuevos tiempos siendo
imprescindible estampar un sello con su
firma.
El color ha cambiado de los tonos negros sobre papel
blanco a los marrones sobre cartulina crema. Lámina nº. 1.12.
LÁMINA
Nº 1.12: Compostela de 1991, con el sello de Santiago Matamoros y la firma in situ de don Jaime García.
|
¡enooorme interés el ojeo -vistazo ligero y detenimiento cada poco- de tu colección de 'compostelas' y afines, Fernando! Y lo mismo para tus colaboratas Jesus Tanco y José Antº Fernández. Gusto de tocar-en-papel este trabajo, tan medieval y tan contemporáneo. Mucha enhorabuena,
ResponderEliminarMario Clavell, Santiago de Compostela.-
Gran trabajo!!!!!!
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