miércoles, 20 de julio de 2011

LAS COLECCIONES JACOBEAS

La labor de documentación jacobea de todo un siglo da lugar, aunque sea por décadas, a la acumulación de un material monográfico relacionado entre si que forman colecciones y que pueden tomarse como un cuerpo independiente.
-Sellos.
-Loterias.
-Monedas.
-Medallas.
-Cajas de Cerillas.
-Postales.
-Estampas
-mapas.
-Separadores de libros.
-Banderines.
-Cartelas de películas.
-Insignias


LOS BANDERINES JACOBEOS

Consultando hemeroteca di con un amplio y bonito reportaje de la revista Blanco y Negro de julio de 1962. El artículo de numerosas páginas estaba dedicado al Camino de Santiago y ostentaba varias fotografías en color. Una de ellas captó de inmediato mi atención, se trataba de una viejecita que vendía recuerdos en una de las covachuelas de la catedral compostelana, de un panel del fondo pendía su muestrario de rosarios y banderines.
La imagen del clásico banderín triangular me recordó mi adolescencia y mi afición de comprar estos recuerdos en las ciudades que visitaba para colgarlos después con chinchetas  de las paredes de mi habitación, -para disgusto de mi madre-. Esta nostálgica apreciación me abrió los mecanismos de percepción de este objeto que pasaba hasta ese momento desapercibido entre la documentación de tipo jacobeo que iba reuniendo en el transcurso de los años.

El banderín es durante dos décadas el heredero por excelencia de las vieras, las platas y los azabaches, aunque no disponga de fachada catedralicia con el nombre de su gremio, ¿Se imaginan una puerta de “banderínerías”?
Continuador de la etiqueta de maleta del viajero de los años cincuenta, el banderín deja constancia de la visita a un lugar, sobre todo para la gente joven con poco nivel adquisitivo. Se trata de un humilde triangulo de tela impresa, en un principio pintada, y posteriormente plastificada, conteniendo una estampa típica y el nombre del lugar que lo expende.
Los banderines compostelanos suelen hacer alusión al Año Santo Jubilar, y sus motivos más repetidos son muy clásicos: el Santiago matamoros, el botafumeiro o la fachada del Obradoiro de la catedral, los menos reflejan el Camino de Santiago, pero casi todos llevan la vieira como bandera.
Algunas veces son los propios peregrinos los que los mandan fabricar para dejar constancia de su andadura, o incluso financiarla con su venta a lo largo de la ruta, como hace la mítica y mediática peregrinación de Estella de 1963.

Desde los años cincuenta en que se empieza a dar éste fenómeno, con influencia universitaria americana y deportiva; (en los partidos de futbol se intercambiaban los banderines de los equipos),  es en el Año Santo de 1965 cuando adquiere mayor auge, sobreviviendo hasta la década de los setenta.
La colección, como subproducto de mis bases de datos, consta de cerca de los ochenta ejemplares,  y no se concreta con la posesión de originales, sino en la captación de su imagen. Susceptible de ser expuesta, es un proyecto, que aunque antiguo, aún no ha sido presentado al público, pero su catálogo es espectacular, inédito, raro  y en cierta forma freak, pero encierra el costumbrismo de una época y el mensaje de que su dueño estuvo allí, en Compostela en Año Santo.



SANTIAGOS SEDENTES
ENTRONADOS



SANTIAGO SEDENTE

PORTICO DE LA GLORIA






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